Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.
sábado, 13 de abril de 2013
NUEVA BIOGRAFIA
En la importante suma de ochocientas páginas, Guy Gaucher ha tratado de encerrar con todo detalle la corta e intensa biografía de Teresa Martin Guerin: una de las criaturas más vivas y apasionantes que el siglo XIX dio a la historia y simpatía de la Iglesia.
Teresita nos dejó en muchas de sus palabras un relato casi místico de la sencillez misteriosa de su propia existencia. No disimuló sucesos. Tampoco hizo interpretaciones fáciles de algunos de los acontecimientos que fueron jalonando su vida. La "Historia de un alma" obedecía con excelsa dignidad a la obediencia debida a su Madre superiora en el convento de Lisieux.
Se puso a escribir como si se tratara de una confesión muy personal, que Teresita se hacía a sí misma aunque, en el fondo, tuviera la sensación de que aquellas páginas de su confesión ante el espejo de la verdad podía convertirse en la evidencia saludable de un testimonio: el de su alma, transparente y de rara generosidad. No temió que esta confesión de sí misma pusiera lo más secreto de su vida al alcance de cuantos no se negaran a la luz de una realidad -la de su corta vida- vivida con singular sencillez y humildad.
Pero, evidentemente, Teresa no pretendió dejar en su cuaderno -ni en muchas de sus conversaciones confidenciales- una historia puntual de toda su aventura en el apasionado tiempo con que Dios quiso medir su vida en la tierra. Teresa salta de cosa en cosa y de sentimiento en sentimiento. A la escritora -como a San Agustín en sus "Confesiones" o a la Madre Teresa en su "Libro de la vida"- más que de una biografía puntual y acelerada por la prisa de los días, de lo que se preocupó en sus apuntes fue de poner algo de luz al suave misterio de gracia y belleza que el Señor había depositado en el proceso admirable de su vida. Por eso escribía con el alma siempre a punto y con la memoria de las situaciones de su espíritu más que de los sucesos en su desarrollo cotidiano.
La "Historia de un alma" revela la presencia de un Dios original y distinto dentro de la experiencia religiosa de su autora. De ahí que a la "Historia de un alma" no le debamos pedir nunca el rigor de una biografía. Ni siquiera contiene la puntual referencia de un diario. Al estilo de su Madre Teresa, Teresita Martin Guerin hace en su "Historia" el canto a la misericordia de un Dios menudo y doméstico, de trato perfectamente amigable con ella y con sus tiempos.
Quizás por esto se necesitaba ahora más que nunca una biografía rigurosa, muy precisa en la reconstrucción de aquella vida y muy justa, igualmente, en la aportación de materiales y detalles que a Teresita, en los días de su vida mortal, se le escapaban porque tampoco les daba la importancia que hoy descubrimos en muchos de ellos.
La carrera hacia la santidad, por suave que nos parezca, anda plagada de circunstancias históricas y aun contradictorias que dan a esa existencia de los santos una realidad singularmente enriquecedora. Por muy iluminados que nos parezcan a veces, a los santos no los puede liquidar la historia como si fueran holografías de sí mismos. Son mucha más realidad temporal que todo eso.
En el año 1982, el Rector de la Basílica de Lisieux encomendó a Mons. Guy Gaucher -actualmente obispo emérito auxiliar de la diócesis de Bayeux-Lisieux, la redacción de una biografía de Teresita. Con el curso de los años y el exhaustivo conocimiento de muchos detalles y precisiones de la vida de la familia de Teresita y, naturalmente, de ella misma y de sus días de luz y cruz antes y después de su vida en el Carmelo, ha ido creciendo hasta situaciones que estaban reclamando una redacción nueva y más exigente de aquella primera biografía de Guy Gaucher.
La biografía que ahora presenta en traducción castellana la editorial "Monte Carmelo" responde a este admirable trabajo del obispo carmelita. Pero tanto una como otra biografía ha sido fiel a una metodología de la que su autor se hacía eco en el prólogo de la primera. Decía Mons. Gaucher:
"Este libro está basado única y escrupulosamente en documentos auténticos. No hay en él nada novelado. Y es que estas páginas desean ser fieles a Teresa, la mujer que, en su lecho de muerte, afirmaba: Sólo amo la sencillez. Me horrorizan los fingimientos. Acerca de los santos nunca deberíamos decir cosas inverosímiles o que no sabemos. Necesito ver su vida real, no su vida supuesta".
Y esta exigencia de la verdad en la narración hagiográfica la pedía también Teresita hasta para contar la historia de la Virgen María.
lunes, 27 de agosto de 2012
POESIAS DE TERESITA:
"SANTA CECILIA"
«Mientras sonaban los órganos,
Cecilia cantaba en su corazón»
(Oficio divino)
...
¡Oh santa del Señor, yo contemplo extasiada
el surco luminoso aún me parece oír tu dulce melodía
y hasta mí llega tu celeste canto.
De mi alma desterrada escucha la plegaria,
déjame que descans sobre tu dulce corazón de virgen,
inmaculado lirio que brilla en las tinieblas de la tierra
con claro resplandor maravilloso y casi sin igual.
Castísima paloma, pasando por la vida,
no buscaste a otro esposo que no fuera Jesús.
Habiendo él escogido por esposa a tu alma,
se había unido a ella,
hallándola aromada y rica de virtud.(2)...
Sin embargo, otro amante,
radiante de hermosura y de virtud,
respiró tu perfume, blanca y celeste flor.
Por hacerte flor suya y ganar tu ternura,
el joven Valeriano quiso darte,
sin mengua, todo su corazón.
Preparó sin demora, bodas maravillosas,
retembló su palacio de cantos melodiosos;
pero tu corazón de virgen repetía
cánticos misteriosos,
cuyo divino eco se elevaba hasta el cielo.
Tan lejos de tu patria
y viendo junto a ti a este frágil mortal,
¿qué otra cosa podías tú cantar?
¿Deseabas, acaso, abandonar la vida
y unirte para siempre con Jesús en el cielo?
¡Oh no, que no era eso! Oigo vibrar tu lira,
la seráfica lira de tu amor,
la de las dulces notas,
cantando a tu Señor este sublime cántico:
«Conserva siempre puro
mi corazón, Jesús, mi tierno Esposo».
¡Inefable abandono, sublime melodía!
Revelas el amor en tu celeste canto,
el amor que no teme, que se duerme y olvida
como un niño pequeño en los brazos de Dios
En la celeste bóveda brilló la blanca estrella
que a esclarecer venía con sus tímidos rayos
a noche luminosa que nos muestra, sin velo,
el virginal amor
que en el cielo se tienen los esposos...
Entonces Valeriano se iluminó de gozo,
pues todo su deseo, Cecilia, era tu amor.
Mas halló mucho más en tu noble alianza:
¡le mostraste la vida que nunca acabará!
«¡Oh, mi joven amigo -tú misma le dijiste-,
cerca de mí está siempre un ángel del Señor
que me conserva puro el corazón!
Nunca de mí se aparta, ni aun cuando estoy dormida,
y me cubre gozoso con sus alas azules.
Yo veo por la noche brillar su amable rostro
con una luz más suave que el rayo de la aurora,
su cara me parece la transparente imagen,
el purísimo rayo de la cara de Dios».(3),(4) te mostraba sus luces,(5)...,(6).
Replicó Valeriano: «Muéstrame ese ángel bello,
así a tu juramento podré prestar yo fe;
de lo contrario, teme desde ahora
que mi amor se transforme
en terribles furores y en odio contra ti».
¡Oh paloma escondida
en las hondas cavernas de la piedra
no temiste la red del cazador!
El rostro de Jesús
el sagrado Evangelio reposaba en tu pecho
y con dulce sonrisa al punto le dijiste:
«Mi celeste guardián escucha tu deseo,
tú le verás muy pronto, se dignará decirte
que tienes que ser mártir para volar al cielo.
Mas antes que tú veas a mi ángel,
es cosa necesaria que el bautismo
derrame por tu alma una santa blancura,
que el verdadero Dios habite en ella,
que el Espíritu Santo
le dé a tu corazón su propia vida.
El Verbo, Hijo del Padre, y el Hijo de María,
con un inmenso amor se inmola en el altar;
tienes que ir a sentarte
al sagrado convite de la vida,
para comer a Cristo, que es el pan de los cielos
El serafín, entonces, te llamará su hermano,
y al ver tu corazón ya convertido
en trono de su Dios,
hará que tú abandones las playas de la tierra,
tú verás la morada
de este celeste espíritu de fuego».
«Mi corazón se quema en una nueva llama
-exclamó, transformado, el ardiente patricio-,
quiero que el Señor venga y que habite en mi alma,
¡oh, Cecilia, mi amor será digno del tuyo!»
Vestido con la blanca vestidura,
emblema de inocencia,
Valeriano vio al ángel hermoso de los cielos,
y contempló, extasiado, su sublime potencia,
vio el dulcísimo brillo que irradiaba su frente.
El serafín brillante sostenía en sus manos
frescas y bellas rosas, y blanquísimos lirios,(7)-,(8)
que por único esposo buscarán a Jesús;
junto al trono divino, y entre los elegidos,
vosotros las veréis alzar su lumbre
cual purísimas llamas».
¡Oh, préstame, Cecilia, tu dulce melodía!
Quisiera conquistarle a Jesús corazones,
y, como tú, quisiera sacrificar mi vida,
darle toda mi sangre y el llanto de mis ojos...
Haz que yo guste en la extranjera playa
(9) el perfecto abandono, del amor dulce fruto.
¡Oh, mi santa querida, haz que vuele a tu lado,
muy pronto y para siempre, muy lejos de la tierra...!
28 de abril de 1894
NOTAS P 2 - SANTA CECILIA28 de abril de 1894. - Compuesta para: Celina al cumplir los veinticinco años, unida a la Cta 161. - Publicación: HA 98 (diez y siete versos corregidos). - Melodía: Himno a la Eucaristía: Dieu de paix et damour, o bien Prends mon coeur, le voilà, Vierge, ma bonne Mère.«la historia de Cecilia» ¿no es acaso una parábola profética de «la historia de Celina» (cf Cta 161)? Teresa intenta «balbucir» las relaciones que descubre entre virginidad, matrimonio y martirio. No desprestigia la admiración de su hermana por el matrimonio; sin embargo, la orienta hacia una fecundidad espiritual todavía mayor: la de la virginidad consagrada.«ternura de amiga» hacia Cecilia, su «santa predilecta» (Ms A 61vº; cf Cta 149), que es por encima de todo «la santa del abandono».«caminito».Breviario romano (22 de noviembre) y de Sainte Cécile et la société romaine aux deux premiers siècles de Don Guéranger (1875).
(1)
Los versos «¡Inefable abandono ... en los brazos de Dios» son ya una especie de anticipo del «caminito».
(3)
Cf el comentario de san Juan de la Cruz a la canción 35 del Cántico Espiritual.
(4)
En 1889 Teresa descubrió ya, no sólo la Faz dolorosa, sino también la Faz luminosa de Jesús; cf Cta 95. Veintiún veces la menciona en sus Poesías. Cf P 13.
(5)
Cf Ms A 61vº. Teresa seguirá el ejemplo de Cecilia llevando constantemente el Evangelio sobre su corazón.
(6)
En estos once versos condensa Teresa lo esencial de la iniciación cristiana.
(7)
2, final, nota; RP 5,1rº; CA 16.8.4); de ahí una cierta envidia en los ángeles.
Estas palabras del ángel desarrollan una idea muy querida de Teresa, la de la superioridad del hombre sobre el ángel (P 7,9,1; P 8,2,2; Cta 83; RP
(8)
Esta pincelada delicada y muy teresiana precisa la índole específica del apostolado de Cecilia y Valeriano: al elegir la castidad perfecta, engendran espiritualmente una posteridad a imagen de sí mismos, enamorada de la virginidad (cf la exclamación de Teresa en el borrador de PN 26: Poésies II. p. 178).
(9)
Estos cuatro últimos versos datan sin duda de mayo de 1897.
Fecha:
Este primer poema espontáneo de Teresa es también una especie de «Primera Sinfonía» por su extensa composición, el entrelazado de los temas, un cierto aire de nobleza y la disposición en grandes estrofas. Es un mensaje para Celina, que se ha quedado sola junto a un padre anciano y casi inconsciente. Aunque se ha consagrado a Dios con un voto privado, Celina se siente tentada por el matrimonio. Teresa acaricia el sueño de tenerla a su lado en el Carmelo (Ms A 82rº). Para seducirla sin violentarla, recurre al lenguaje poético:
Pero este poema es también un canto personal en el que Teresa quiere expresar su
Pronto hará Teresa de ese abandono una de las componentes fundamentales de su
Teresa toma los elementos históricos de su poema del Oficio propio del
flores abiertas, todas, en el jardín del cielo
bajo el rato de amor del Astro creador.
«¡Oh, queridos esposos, a los que el cielo ama
-así les dijo el ángel del Señor las rosas del martirio
servirán de corona a vuestras frentes,
y no hay lira ni voz que cantar pueda
este inmenso favor.
Yo que vivo abismado
en mi Dios y contemplo sus encantos,
no puedo ni inmolarme ni sufrir por su amor,
ofrecerle no puedo la sangre de mis venas
ni el llanto de mis ojos,
yo no puedo morir para expresar mi amor.
La pureza es del ángel brillante patrimonio,
su inabarcable gloria nunca terminará;
¡mas vosotros, mortales,
sobre el ángel tenéis la gran ventaja
de poder ser muy puros y de poder sufrir!
....................................................
«En estos blancos lirios perfumados
estáis viendo vosotros
el misterioso símbolo de la virginidad,
que es el dulce presente del Cordero.
Coronados seréis con la blanca aureola,
por siempre y para siempre vuestro canto
será el cántico nuevo.
Vuestra unión casta engendrará a otras almas
(1) que dejas al pasar;
viernes, 3 de agosto de 2012
COMENZAMOS AGOSTO CON TERESITA:
"Jesús te pide todo, todo, todo, como se lo puede pedir a los más grandes santos".
Que estas palabras de Teresita nos ayuden a comprender -como ella lo hizo- que en este tiempo que vivimos podemos crecer en fe y amor, precisamente con nuestras tareas ordinarias, ofreciendo a Jesús nuestros nuestros éxitos y fracasos del día con día.
COMENZAMOS AGOSTO CON TERESITA:
"Jesús te pide todo, todo, todo, como se lo puede pedir a los más grandes santos".
Que estas palabras de Teresita nos ayuden a comprender -como ella lo hizo- que en este tiempo que vivimos podemos crecer en fe y amor, precisamente con nuestras tareas ordinarias, ofreciendo a Jesús nuestros nuestros éxitos y fracasos del día con día.
Sari de Tere
miércoles, 2 de mayo de 2012
Vocación del amor
Toda la vida de Santa Teresa del Niño Jesús fue, según su propia expresión, "un cántico al amor" y efectivamente el amor ocupó en su vida un lugar enteramente central. Decía que quería amar a Jesús "Como jamás había sido amado", que no conocía otro camino para llegar a la perfección que el amor. Que en la vida espiritual sólo pesa y cuenta el amor.
martes, 7 de febrero de 2012
«A veces, cuando leo ciertos tratados en los que el camino de la perfección se presenta sembrado de obstáculos, mi espíritu se fatiga pronto; cierro el libro que me rompe la cabeza y me seca el corazón, y abro la Escritura Sagrada. Entonces todo me parece luminoso.., la perfección me resulta fácil».
-Santa Teresita del Niño Jesús-
miércoles, 4 de enero de 2012
Un año para vivir la Palabra de Dios
El Papa Benedicto XVI acaba de publicar una hermosa Exhortación Apostólica donde retoma lo tratado por el Sínodo de los Obispos de octubre de 2008, en Roma, sobre la Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia. Insiste en que los santos son los mejores lectores de la Palabra de Dios (Exhortación Apostólica “Verbum Domini” nº 48) “Cada santo es como un rayo de luz que brota de la palabra de Dios… La interpretación más profunda de la Sagrada Escritura proviene precisamente de los que se han dejado moldear por ella por la escucha, la lectura y la meditación asiduas…”
Entre los santos a los que hace referencia se encuentra Santa Teresita del Niño Jesús de la que dice :”Santa Teresita del Niño Jesús encuentra el Amor como su vocación personal al escudriñar las Escrituras, en particular los capítulos 12 y 13 de la primera Carta a los Corintios ; esta misma Santa describe el atractivo que la Sagrada Escritura ejercía sobre ella : ”En cuanto pongo la mirada en el Evangelio respiro de inmediato los perfumes de la vida de Jesús y sé de qué parte correr.”
Teresita es explícita en este asunto :”Pero lo que me sustenta durante la oración, por encima de todo, es el Evangelio. En él encuentro todo lo que necesita mi pobre alma. En él descubro de continuo nuevas luces y sentidos ocultos y misteriosos…Jesús, el Doctor de los Doctores, enseña sin ruido de palabras…Yo nunca le he oído hablar, pero siento que está dentro de mí y que me guía momento a momento y me inspira lo que debo decir o hacer. Justo en el momento que las necesito descubro luces en las que hasta entonces no me había fijado. Y las más de las veces no es precisamente en la oración donde esas luces más abundan, sino más bien en medio de las ocupaciones del día…”(Ms A, 83, vº)
Según su hermana Celina, a Teresita le gustaba escudriñar las Sagradas Escrituras para conocer mejor a Dios. Llevaba sobre su corazón el libro del Evangelio y se preocupaba por encontrar los Santos Evangelios editados por separado para releerlos. Las diferentes traducciones la entristecían. :”Si yo hubiese sido sacerdote, hubiera estudiado a fondo el hebreo y el griego, para conocer el pensamiento divino tal y como Dios se dignó expresarlo en nuestro lenguaje humano” ( Proceso ordinario, p.275 (Consejos y Recuerdos, p. 79).
Le gustaba también copiar diferentes pasajes del Evangelio para coordinar y entender los hechos según el relato de cada evangelista. Compuso, además, con la puntuación y las referencias oportunas, una “concordancia pascual,” reagrupando los textos de la aparición de Jesús resucitado a las mujeres (Obras completas p. 1339-1241). Precisamente realizó este trabajo cuando estaba enferma y vivía una crisis profunda en su fe (en 1896 o1897).
Releer un pasaje de la Biblia, detenerse en una página del Evangelio, rezar los oficios litúrgicos fue para Teresita vivir momentos especiales de amistad con Jesús. Su meditación consistía en entrar en el texto, identificarse con los hechos y vivirlos en la vida cotidiana. Sabía que Jesús resucitado estaba siempre a su lado. Aunque se callara y pareciese estar ausente, Teresita seguía confiando en Él y perseveraba en “su caminito” de confianza. Al comenzar este nuevo año, pidamos a Santa Teresita que nos ayude a tener un contacto vivo y auténtico con la palabra de Dios.
fuente: Sanctuaire Sainte Thérèse de Lisieux
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