¡Florecita de Jesús! Por la paciencia admirable con que supiste disimular y sufrir las enfermedades que en la Cruz te pusieron, ¡oh! que podamos nosotros también, llevar si no con alegría, a lo menos en conformidad con la voluntad de Dios los achaques y miserias de este cuerpo de barro, para que un día resulte embellecido en la gloria. Amén.
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