Lo que los ingenieros modernos y mecánicos han hecho para acelerar la producción en el orden material, Santa Teresa lo llevó a cabo en el orden espiritual. El suyo era un simple, aunque método ventajoso de producir abundanes resultados espirituales. Se dio cuenta de que "el celo de una carmelita debe abarcar el mundo entero". ¿Con qué poder mágico que puede llegar a los millones de almas dispersas por toda la vasta extensión de la circunferencia de este mundo? Ella quería que sus oraciones para todos los tiempos y para todos los climas. De su amado se podría decir: "No hay nadie que pueda esconderse del fuego de su amor." Eso también era su deseo: que su influencia se sienta en los rincones más remotos del globo. Su dispositivo sencillo para llevar este deseo en el cumplimiento fue: Oración por las intenciones del Papa y de los sacerdotes en todo el mundo.
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