¿Cómo podemos explicar esta ola de entusiasmo por una monjita con tuberculosis, cuya vida dentro de los muros del convento, se ha caracterizado por nada de extraordinario? ¿No es la simplicidad de su caminito de la confianza y el abandono? "Sin ir más allá del orden común de las cosas", dice el Papa Pío XI, "seguido de ella hacia fuera y cumplir su vocación con tal presteza generosidad, y la constancia de que ella llegó a un grado heroico de las virtudes." El Pontífice ha declarado venerable misma manera que Teresa es "no sólo posible, pero de una manera fácil para todas las almas."
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