Un día, cuando santa Teresita traía a la memoria palabras y pasajes de la Sagrada Escritura para alimentar su piedad, su hermana Celina le dijo: "¡Eso es lo que yo querría hacer, pero no tengo bastante memoria! ¡Ah! -le respondió santa Teresita- ¿De modo que queréis poseer riquezas, tener posesiones? Apoyarse en eso es apoyarse en un hierro ardiente: queda siempre una pequeña marca. Es necesario no apoyarse en nada, ni siquiera en lo que puede ayudar a la piedad. La nada, en verdad, consiste en no tener ni deseo ni esperanza de alegría. ¡Qué dichoso es uno entonces!"[3].
[3] Santa Teresita del Niño Jesús, Consejos y Recuerdos, Editorial Monte Carmelo, Burgos 1957, pág. 33
[3] Santa Teresita del Niño Jesús, Consejos y Recuerdos, Editorial Monte Carmelo, Burgos 1957, pág. 33
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