Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.



jueves, 21 de abril de 2011

El Via Crucis con Teresita


Desde niña, Teresa estuvo habituada a venerar la Santa Faz de Jesús.
Teresa comprende que puede ser una nueva Verónica, que puede empeñar su vida en enjugar dulcemente la faz herida de Jesús.
Como carmelita, como cristiana, Teresa está decidida a acompañar a Jesús en su pasión. Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz nos invita a hacer el camino de la cruz asumiendo la pasión del Señor en nuestra vida de cada día.

Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos (pausa).

Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.

Primera estación:

Jesús es condenado a muerte


V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato preguntó: "¿Qué hago con Jesús, llamado Cristo?". Respondieron todos: "¡Crucifícalo!". Pilato replicó: "¿Qué ha hecho de malo?". Ellos, entonces, gritaron con más fuerza: "¡Crucifícalo, crucifícalo!". Cuando vio que no podía hacer nada y que la gente se agitaba todavía más, Pilato se hizo traer un poco de agua, se lavó las manos delante de la turba y dijo: "¡Yo no soy responsable de la muerte de este hombre, es asunto vuestro!" (Mt 27, 22-24).

Al volver a mi celda, me preguntaba qué pensaría Jesús de mí, y al instante me acordé de aquellas palabras que un día dirigió a la mujer adúltera: "¿Ninguno te ha condenado?" Y yo, con lágrimas en los ojos, le contesté: "ninguno, Señor... ni mi madrecita, imagen de tu ternura, ni mi hermana Sor San Juan Bautista, imagen de tu justicia, y sé muy bien que puedo irme en paz, ¡porque tú tampoco me condenarás...!" (Cta. 28-5-1897, a la madre Inés de Jesús)

V: Oremos (pausa).

Señor Jesucristo, que fuiste conducido al suplicio de la cruz por la redención del mundo, perdona, en tu bondad, nuestras culpas pasadas y presérvanos de las futuras. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R: Amén.



FUENTE: Portal Carmelitano

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