Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.
miércoles, 27 de abril de 2011
Via Crucis con Teresita: VI Estacion
Oración inicial
V: En el Nombre del Padre...
V: Señor, buscamos tu rostro
R: Atráenos a todos hacia ti.
V: Oremos (pausa).
Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.
Sexta estación:
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Despreciado, marginado, hombre doliente y enfermizo, como de taparse el rostro para no verle. Despreciable, un don nadie.
¡Y con todo, eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.
El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Sus heridas nos han curado (Is 53, 3-5).
Fuiste tú, madre querida, quien me enseñó a conocer los tesoros escondidos en la Santa Faz. Lo mismo que, hacía años, nos habías precedido a las demás en el Carmelo, así también fuiste tú la primera en penetrar los misterios de amor ocultos en el rostro de nuestro esposo. Entonces tú me llamaste y comprendí...
Comprendí en qué consistía la verdadera gloria. Aquel cuyo reino no es de este mundo me hizo ver que la verdadera sabiduría consiste en "querer ser ignorada y tenida en nada", en "cifrar la propia alegría en el desprecio de sí mismo"
Sí, yo quería que mi rostro, como el de Jesús, estuviera verdaderamente escondido, y que nadie en la tierra me reconociese. Tenía sed de sufrir y de ser olvidada... (Ms A 71r).
V: Oremos (pausa).
Mira, oh Padre, el rostro de tu Cristo, que se ha entregado a sí mismo para salvar a la humanidad. Y haz que, de Oriente a Occidente, sea glorificado su nombre entre los pueblos, y en todas partes se ofrezca a tu el único perfecto sacrificio. Por Jesucristo nuestro Señor. R: Amén.
FUENTE: Recursos Portal Carmelitano
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