Teresa de Lisieux es un espíritu adulto, un espíritu muy serio, una escritora que lleva por debajo de su literatura la sangre viva de quien entendió al Señor como una exigencia cotidiana que es capaz de no dejar en sosiego ni el pensamiento ni el aliento poético ni la generosidad de una entrega por encima de toda debilidad o fácil consentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario