/...Esta pequeña carmelita, ignorada en su propia ciudad y casi hasta en su propio monasterio, se transformó -como decía Pío XI - en la niña mimada del mundo, con su imagen sonriente de virgen con las rosas, venerada en iglús de esquimales, en tiendas de nómades, en casas y capillas de millares de lugares de todo el mundo. Hasta -hace pocos meses- vi una foto de combatientes cristianos en el Líbano, pueblo mártir si los hay, con la estampita de santa Teresita de Lisieux pegada en la culata de sus fusiles. (Pbro. Gustavo E. Podestá)
Le tengo tanto amor a Santa Teresita, he aprendido
ResponderEliminartanto de ella...Me parece que Ella nos enseña la
santidad, más fácil, más asequible...tal vez por
la pequeñez, la sencillez...
¡Muchas gracias!
Dios le bendiga!!!