Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.



sábado, 30 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita: VII Estacion


Séptima estación:

Jesús cae por segunda vez

V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.


Siento asco de mi vida, voy a dar curso libre a mis quejas, voy a hablar henchido de amargura. Diré a Dios: No me condenes, explícame por qué me atacas ¿ Te parece bien oprimirme, despreciar la obra de tus manos y favorecer los planes del malvado? (Job 10, 1-3).

"Recuerda que, en la tierra, cuál un extraño huésped,

debiste andar errante, Tú el eterno Verbo;

tú no tenías nada..., ni siquiera una piedra,

ni un lugar de refugio, cuál pájaro del cielo...

¡Oh, Jesús, ven a mí, reposa tu cabeza,

que para recibirte el alma presta tengo!

Mi amado Salvador,

posa en mi corazón;

es para Ti... (P 24, 8)

V: Oremos (pausa)

Oh Dios omnipotente, que nos has dado a tu Hijo Jesucristo, hecho hombre y humillado hasta la muerte de cruz, como modelo y salvador; haz que tengamos siempre presentes las enseñanzas de su pasión para, así, participar en la gloria de su resurrección. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R: Amén.




FUENTE: Recursos Portal Carmelitano

miércoles, 27 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita: VI Estacion


Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos
(pausa).

Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.


Sexta estación:

La Verónica enjuga el rostro de Jesús


V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Despreciado, marginado, hombre doliente y enfermizo, como de taparse el rostro para no verle. Despreciable, un don nadie.

¡Y con todo, eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.

El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Sus heridas nos han curado (Is 53, 3-5).

Fuiste tú, madre querida, quien me enseñó a conocer los tesoros escondidos en la Santa Faz. Lo mismo que, hacía años, nos habías precedido a las demás en el Carmelo, así también fuiste tú la primera en penetrar los misterios de amor ocultos en el rostro de nuestro esposo. Entonces tú me llamaste y comprendí...

Comprendí en qué consistía la verdadera gloria. Aquel cuyo reino no es de este mundo me hizo ver que la verdadera sabiduría consiste en "querer ser ignorada y tenida en nada", en "cifrar la propia alegría en el desprecio de sí mismo"

Sí, yo quería que mi rostro, como el de Jesús, estuviera verdaderamente escondido, y que nadie en la tierra me reconociese. Tenía sed de sufrir y de ser olvidada... (Ms A 71r).


V: Oremos
(pausa).

Mira, oh Padre, el rostro de tu Cristo, que se ha entregado a sí mismo para salvar a la humanidad. Y haz que, de Oriente a Occidente, sea glorificado su nombre entre los pueblos, y en todas partes se ofrezca a tu el único perfecto sacrificio. Por Jesucristo nuestro Señor. R: Amén.



FUENTE: Recursos Portal Carmelitano

martes, 26 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita: V Estacion


Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos (pausa).


Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.

Quinta estación:

El Cireneo carga con la cruz de Jesús



V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Por el camino, encontraron a un cierto Simón, natural de Cirene, que volvía del campo. Le cargaron sobre las espaldas la cruz, y le obligaron a llevarla detrás de Jesús (Lc 23, 26).

¡Es tan hermoso ayudar a Jesús con nuestros pequeños sacrificios, ayudarle a salvar las almas que él rescató al precio de su sangre y que sólo esperan nuestra ayuda para no caer en el abismo...!

Me parece que si nuestros sacrificios son cabellos que hechizan a Jesús, nuestras alegrías lo son también. Para ello, basta con no encerrarse en una felicidad egoísta, sin ofrecer a nuestro Esposo las pequeñas alegrías que él siembra en el camino de la vida para cautivar nuestras almas y elevarlas hasta sí... (Cta. 12.7.1896, a Leonia).


V: Oremos (pausa)

Mira, Dios omnipotente, nuestra humanidad limitada por su debilidad mortal y danos vida por la pasión de tu Hijo Unigénito, que vive y reina por los siglos de los siglos. R: Amén.



fuente: Portal Carmelitano

lunes, 25 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita


Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos (pausa).


Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.

Cuarta estación:

Jesús encuentra a su madre


V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¿A quién te compararé y asemejaré, ciudad de Jerusalén? ¿Quién te podrá salvar y consolar, doncella, capital de Sión? Grande como el mar es tu quebranto ¿quién te podrá curar? (Lam 2, 13).

Un profeta lo dijo,

¡Oh Madre desolada!:

"no hay dolor semejante a tu dolor"

¡Oh, reina de los mártires,

quedando en el destierro,

prodigas por nosotros,

toda la sangre de tu corazón! (P 54, 23).


V: Oremos (pausa)

Jesús, Salvador del mundo, que muriendo has destruido la muerte y resucitando nos has dado la vida, por intercesión de tu Madre, consuélanos con tu consolación divina para que, confortados por ti, llevemos tu alegría a los que sufren. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R: Amén.


fuenta: Portal Carmelitano

domingo, 24 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita



Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos (pausa).


Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.

Tercera estación:

Jesús cae por primera vez


V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Dijo él: "ciertamente, ellos son mí pueblo, hijos que no engañarán. Y fue él su Salvador en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él mismo en persona los liberó. Por su amor y compasión él los rescató: los levantó y los llevó todos los días desde siempre" (Is 63, 8-9).

¡Suframos con amargura, sin ánimos! Jesús sufrió con tristeza. Sin tristeza, ¿cómo iba a sufrir el alma?¡ Y nosotras quisiéramos sufrir generosamente, grandiosamente...! Celina... ¡quisiéramos no caer nunca...! ¡Qué importa, Jesús mío, que yo caiga a cada instante! En ello veo mi debilidad, y eso constituye para mí una gran ganancia... Tú ves ahí lo que yo soy capaz de hace, y por eso te vas a sentir más inclinado a llevarme en tus brazos... Si no lo haces, señal de que te gusta verme por el suelo..., y entonces no tengo por qué inquietarme sino que tenderé siempre mis brazos suplicantes y llenos de amor hacia ti (Cta. 26-4-1889, a Celina).

V: Oremos (pausa).

Padre misericordioso, que has redimido al mundo con la pasión de tu Hijo, haz que tu Iglesia se ofrezca a ti como sacrificio vivo y santo, y experimente siempre la plenitud de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. R: Amén.



Fuente: Portal Carmelitano

sábado, 23 de abril de 2011

Via Crucis con Teresita


Segunda Estación:

Jesús con la cruz a cuestas

V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato hizo conducir fuera a Jesús. Después se sentó en una tribuna, en el lugar que llaman El Enlosado. Era la víspera de la Pascua, hacia mediodía. Pilato dijo a la turba: "¡Aquí tenéis a vuestro Rey!". Pero ellos gritaron: "¡Fuera, fuera, crucifícalo!" Entonces los guardas tomaron a Jesús y lo llevaron fuera de la ciudad forzándolo a llevar la cruz sobre los hombros (Jn 19, 13-17).

Celina ¿no te parece que ya no nos queda nada en la tierra? Jesús quiere hacernos beber su cáliz hasta las heces dejando a nuestro padre querido allá abajo. No le neguemos nada. ¡Tiene tanta necesidad de amor y está tan sediento, que espera de nosotras esa gota de agua que pueda refrescarlo...! Demos sin medida, que un día él dirá: "Ahora me toca a mí" (Cta. 19-20-5-1890, a Celina).

V: Oremos (pausa)

Escucha, oh Dios, nuestra oración, y concédenos imitar la pasión de tu Hijo, portando con serena fortaleza nuestra cruz de cada día. Por Jesucristo nuestro Señor. R: Amén.

FUENTE: Portal Carmelitano

jueves, 21 de abril de 2011

El Via Crucis con Teresita


Desde niña, Teresa estuvo habituada a venerar la Santa Faz de Jesús.
Teresa comprende que puede ser una nueva Verónica, que puede empeñar su vida en enjugar dulcemente la faz herida de Jesús.
Como carmelita, como cristiana, Teresa está decidida a acompañar a Jesús en su pasión. Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz nos invita a hacer el camino de la cruz asumiendo la pasión del Señor en nuestra vida de cada día.

Oración inicial

V: En el Nombre del Padre...

V: Señor, buscamos tu rostro

R: Atráenos a todos hacia ti.

V: Oremos (pausa).

Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tu santos, para que, a ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz, Doctor de la Iglesia, nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la iglesia a la salvación del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. R: Amén.

Primera estación:

Jesús es condenado a muerte


V: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato preguntó: "¿Qué hago con Jesús, llamado Cristo?". Respondieron todos: "¡Crucifícalo!". Pilato replicó: "¿Qué ha hecho de malo?". Ellos, entonces, gritaron con más fuerza: "¡Crucifícalo, crucifícalo!". Cuando vio que no podía hacer nada y que la gente se agitaba todavía más, Pilato se hizo traer un poco de agua, se lavó las manos delante de la turba y dijo: "¡Yo no soy responsable de la muerte de este hombre, es asunto vuestro!" (Mt 27, 22-24).

Al volver a mi celda, me preguntaba qué pensaría Jesús de mí, y al instante me acordé de aquellas palabras que un día dirigió a la mujer adúltera: "¿Ninguno te ha condenado?" Y yo, con lágrimas en los ojos, le contesté: "ninguno, Señor... ni mi madrecita, imagen de tu ternura, ni mi hermana Sor San Juan Bautista, imagen de tu justicia, y sé muy bien que puedo irme en paz, ¡porque tú tampoco me condenarás...!" (Cta. 28-5-1897, a la madre Inés de Jesús)

V: Oremos (pausa).

Señor Jesucristo, que fuiste conducido al suplicio de la cruz por la redención del mundo, perdona, en tu bondad, nuestras culpas pasadas y presérvanos de las futuras. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R: Amén.



FUENTE: Portal Carmelitano

miércoles, 13 de abril de 2011


¡Humildad y confianza! ¡ Cuánto importa inculcar estas dos virtudes en la dirección de las almas! El privilegio de Teresa del Niño Jesús consistió en haber caminado por esa vía desde el principio. Pero su «caminito» está abierto a todas las almas que, como ella, desean amar a Dios. Toda alma ha recibido igual que ella los dones del Espíritu Santo y goza de su inhabitación divina; teniendo por guía a ese Espíritu de Amor, llegará como Teresa a la cima del Amor. La puerta de este «caminito» abierta a toda alma de buena voluntad es la confianza humilde, la humildad confiada.


de: abandono.com

miércoles, 6 de abril de 2011

Como Sta Teresita,'hacerse pequeño' para alcanzar el Amor dijo el Papa



VATICANO, 06 Abr. 11 (ACI/EWTN Noticias)
En la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI habló sobre Santa Teresa de Lisieux o Santa Teresa del Niño Jesús, quien con su vida mostró que para alcanzar la plenitud del Amor, a Dios, es necesario hacerse pequeño con humildad, buscando al Señor en las Escrituras y en la Eucaristía, para donar la vida por los demás.

En la audiencia de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro ante unas 10 000 personas, el Papa recordó a esta que "vivió en este mundo tan sólo 24 años al final del siglo XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que, después de la muerte y la publicación de sus escritos, se convirtió en una de las santas más conocidas y amadas".



"Teresita, nunca ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, a los pequeños, a los pobres y los que sufren cuando la imploran, sino que también ilumina a toda la Iglesia con su profunda doctrina espiritual hasta el punto que Juan Pablo II, en 1997 le otorgó el título de Doctora de la Iglesia y la definió una experta en la 'scientia amoris'".

"Teresa expresa esta ciencia, que hace resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, en la historia de su vida, publicada un año después de su muerte bajo el título 'Historia de un alma'".



Teresa murió en la tarde del 30 de septiembre de 1897, diciendo las simples palabras: "Dios mío, ¡Te amo!".

"Estas últimas palabras son la clave de toda su doctrina, de su interpretación del Evangelio. El acto de amor expresado en su último suspiro era como el hálito continuo de su alma. Las palabras 'Jesús te amo' están en el centro de todos sus escritos".

La santa, explicó el Papa, es "uno de los 'pequeños' del Evangelio que se deja guiar por Dios en las profundidades de su misterio. Una guía para todos, especialmente para los teólogos. Con la humildad y la fe, la caridad y la esperanza, Teresa entra continuamente en el corazón de la Sagrada Escritura que encierra el misterio de Cristo".



"La confianza del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable del compromiso fuerte, radical del verdadero amor que es don total de sí", concluyó el Santo Padre.