“La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que sí la Iglesia tenía un cuerpo compuesto de diferentes miembros, no le faltaría el más necesario, el más noble de todos... un corazón que estaba ARDIENDO DE AMOR. Sólo el amor pone en movimiento a los miembros de la Iglesia; si el amor llegara a apagarse, los apóstoles no anunciarían el Evangelio, los mártires se negarían a derramar su sangre... El niñito arrojará flores. Mí vida se consumirá así: arrojando flores, es decir, no desperdiciando ningún pequeño sacrificio, ninguna mirada, aprovechando las más pequeñas acciones y haciéndolas por amor”.
Así de buena y humilde era ella.
ResponderEliminarFeliz día de la Virgen del Pilar.
¡Que hermosura de Espiritualidad, cuanto la amo!
ResponderEliminar¡Gracias por el blog tan maravilloso!
¡Muchas gracias!
Dios le bendiga!!!