Cada acto de Teresita es el magisterio de Jesus... eso es su vida, su libro!..
Y no una autobiografia. Teresita es la realidad docente y vivencial
que ilumina los oscuros rincones de la vida humana.



lunes, 27 de octubre de 2008

ARROJANDO PETALOS ...


Todas las tardes del mes de junio, Teresa y las cinco jóvenes novicias, se reunían alrededor de la cruz de granito que está en el centro del patio, recogían los pétalos caídos de una veintena de rosales y los arrojaban al crucifijo.

Este rito acabó gustándole a la Madre Inés de Jesús (superiora del Carmelo y hermana mayor de Teresita), por lo que Teresa lo escogerá para dedicarle una poesía que escribió el 28 de junio de 1896.

El título de esta poesía "Arrojar flores" nos evoca la lluvia de rosas, que desgraciadamente muchos han imaginado como algo dulzón, pero que para nada lo es, para Teresa, arrojar flores es dar todo a Dios, darle por amor los pequeños y cotidianos sacrificios, de modo que dejar caer esta lluvia de rosas sobre la tierra, es regalarle todos y cada uno de los sacrificios que han tocado a Jesús, han tocado la cruz y por ello adquieren un mérito infinito.

Así las flores al caer sobre el mundo, podrán incluso hacer milagros. ¡He aquí el verdadero sentido de la lluvia de rosas que Teresa expresa magníficamente en este texto.

¡Sí amado mío, así es como se consumirá mi vida!, no tengo otra forma de demostrarte mi amor que arrojando flores, es decir, dejando escapar ni un pequeño sacrificio, ni una sola mirada, ni una sola palabra, aprovechando hasta las más pequeñas cosas y haciéndolas por amor, quiero sufrir por amor, e incluso gozar por amor.

Así arrojaré flores delante de tu trono, no encontraré ni una sola en mi camino que no se deshoje para ti, además al arrojar mis flores, cantaré, puede alguien llorar mientras realiza una acción tan gozosa, cantaré aun cuando tenga que coger las flores entre las espinas y tanto mas melodioso será mi canto, cuanto más largas y punzantes estas sean.

¿Y de qué te servirán, Jesús, mis flores y mis cantos?. Sí, lo sé muy bien, esa lluvia perfumada, esos pétalos frágiles y sin valor alguno, esos cánticos de amor del más pequeño de los corazones, te fascinará, sí, esas naderías te gustarán y harán sonreír a la iglesia triunfante, que recogerá mis flores deshojadas, por amor y las pasará por tus divinas manos Jesús.

Y luego, esa iglesia del cielo queriendo jugar con si hijito, arrojará también ella esas flores, que habrán adquirido a tu toque divino un valor infinito. Arrojará esas flores sobre la iglesia purgante para apagar sus llamas, y las arrojará también sobre la iglesia militante para hacerla alcanzar la victoria.

Cuando vean la lluvia de rosas sobre la imagen de teresa, piensen pues, que las rosas simbolizan todos los pequeños actos de su vida que han tocado a Jesús en la cruz y que tienen así un efecto infinito.

Lo mismo que nuestra vida, tan cotidiana, puede tomar un valor infinito si nosotros la unimos, si la dejamos unir al Amor de Dios.

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