SUFRIMIENTO

No escoge los sufrimientos que quiere soportar, quiere los que Dios quiere para ella: "Me gusta lo que hace" (U.C. 27.4.4).
"Me gusta todo lo que Dios me da" (U.C. 14.8.1).
"Jesús no puede desear para nosotros sufrimientos inútiles" (A 84v).
No se puede vivir en el amor sin sufrir, pero todo sufrimiento es dulce cuando se ama: "Estoy verdaderamente contenta de sufrir" (C 4v).
Valor del sufrimiento para Teresa

Dos puntos esenciales: La Pasión —y en consecuencia la redención— de Cristo ha de ser "completada" con nuestro sufrimiento: "Veo que sólo el sufrimiento puede engendrar almas, y estas sublimes palabras de Jesús se me revelan en toda su profundidad como nunca: Os aseguro que si el grano de trigo..." (A 81 r) (Jn 12, 24).

Teresa aprecia en su justo valor santificante y redentor el precio del sufrimiento. "El sufrimiento se convirtió en mi sueño dorado. Tenía un hechizo que me fascinaba aun sin acabar de conocerlo" (A 36r). "¡Cuántos tesoros nos hace ganar el sufrimiento! Es nuestra riqueza, nuestro medio de ganarnos la vida" (Ct 89).

Para ella el sufrimiento tiene siempre sentido y valor apostólicos: por agradar a Jesús, Teresa trabaja en salvar almas: "Ofrezcamos nuestros sufrimientos a Jesús" (Ct 213).

Como dice el profeta Isaías (Cf. 52,13 a 53,12) Teresa quiere asemejarse al Siervo de Yahvé doliente -e inocente-que carga con la pena de los demás y cuyas dolencias son fuente de vida para todos (Ct 108).

Cuando su vida espiritual se profundiza Teresa valora su sufrimiento como prolongación de la pasión buscando desde ahora el gozo de los favores de la Redención: "Si hubiera para el hombre algo mejor y más útil que el sufrir, Jesucristo nos lo habría enseñado con su palabra y con su ejemplo. Cuando llegues a encontrar dulce el sufrimiento y a amarlo por Jesucristo, entonces créete dichoso, porque has encontrado el paraíso sobre la tierra" (Imitación II, 12). 624


El alma de Teresita sufre por soportar el peso y la intensidad de la ternura de Jesús